Calle serpentiante

por **Narrador** Miér 26 Jul 2023, 06:06

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por **Lee Seo Yeon** Vie 19 Abr 2024, 00:24

Finalmente mi largo viaje en crucero desde el continente había llegado a su fin. Fueron 3 meses llenos de ilusiones desde aquel día que escuche a esas personas hablar del crucero y de aquel lugar llamado Winderwing tomé la decisión de comprar un boleto y huir,, huir de la rutina que día trás día me acechaba, si bien vivía rodeada de riqueza y lujos no era lo que deseaba ni me hacía feliz, yo quería experimentar el mundo y salir del yugo excesivamente protector de mi padre, lo amaba pero su sobreprotección me asfixiaba cada vez más.
Finalmente llegué a mi destino, Desde el puerto dónde llegó el crucero ya se podía sentir en el aire una especie de magia y una energía que revitalizaba mi alma. Bajé prácticamente corriendo del barco sintiendo mi espíritu aventurero en su plenitud.
Hablé con algunas personas las cuales fueron muy calidas y amables y siguiendo sus indicaciones logré encontrar un rentacar. Los paisajes que hasta el momento había visto me parecían maravillosos y eso que aún no me adentraba en los pueblos que según mencionaron algunas personas que venían en el crucero y que tuvieron antes la oportunidad de venir a winderwing, eran maravillosas, místicos y no se cuántos calificativos más utilizaban a cada momento durante esos largos tres meses de viaje.
Ingresé al rentacar y me acerqué hasta un muchacho para pedir su ayuda.…Muy buen día, quiero rentar un vehículo por favor. Podría ayudarme y orientarme. Quiero uno con el cual pueda recorrer todo tipo de caminos, pero no quiero que sea un uno muy grande, menos aún una camioneta. El hombre me quedó mirándo unos segundos y luego de eso puso frente a mi un catálogo con varios vehículos, me indicó las características de cada uno y cuando terminó de hablar yo ya me había decidido.... Quiero éste. Dije señalando un Mini John Cooper Works GP. Luego de detalles por aquí y por allá más un par de papeleos, finalmente me pasó la llave y tan pronto la tomé salí sonriente del lugar.
Llevaba manejando ya varías horas el paisaje otoñal era maravilloso a mi paso. De pronto el cielo se tornó gris, y unas gotas de lluvia se hicieron presente, comenzó a declinar el día, ya pronto de oscureceria el cielo. Iba por una ruta rural sin pavimento, sólo una huella de camino prácticamente y con muchas curvas, de la nada el cielo se iluminaba entre sus nubes grises con el resplandor de los rayos. De alguna manera me puse extremadamente nerviosa , la lluvia me cubría la visibilidad ya que a ese momento era una tormenta en todo su esplendor, pequeñas ramas de árboles caían a mi paso , de pronto un rayo cayó frente a mi vehículo y tal fue mi susto he impresión que en vez de frenar pisé el acelerador y terminé estrellándome contra un árbol quedando completamente inconsciente atrapada entre los fierros de lo que quedó del vehículo.

por **Obadahia Creiwn** Vie 19 Abr 2024, 00:55

Oba se despertó esa mañana sintiéndose extremadamente cansado, como si su sonambulismo hubiese regresado. Tras cuatro días de insomnio debido a que su poción se había agotado, finalmente cayó rendido la noche anterior. Al despertar, su cuerpo estaba agotado, como si hubiese estado corriendo durante horas.

Desesperado, Oba se dirigió a la botica, caminando, ya que nunca conducía ningún vehículo. Al llegar, encontró la puerta rota y bloqueando el paso; la botica estaba cerrada, o más bien, inaccesible. Miró dentro, pero no había nadie. Se preguntó por la joven que solía atender, pero no le dio mayor importancia y se dio la vuelta para regresar a casa.

Un árbol caído bloqueaba su camino habitual, así que tomó otra ruta. La tormenta había disminuido su furia, pero aún llovía. Oba, sin embargo, no sentía frío. Caminando bajo la lluvia, a lo lejos divisó un automóvil estampado contra un árbol que había caído sobre él. Corrió hacia el lugar y encontró a una joven inconsciente, herida y atrapada dentro del auto.

Con un esfuerzo que más tarde atribuiría a la adrenalina, Oba apartó el árbol. Rompió la puerta del vehículo e intentó reanimar a la joven, pero sin éxito. Sabiendo que no había tiempo que perder, y apoyándose en su conocimiento como veterinario sobre huesos rotos y contusiones, decidió sacarla del auto. “Una persona no es tan diferente de una criatura”, se dijo para tomar coraje.

Con la joven entre sus brazos, Oba corrió tan rápido como pudo hacia el sanatorio más cercano, esperando que aún hubiera tiempo para salvarla.

La tormenta había sido implacable esa noche, con truenos que retumbaban como tambores de guerra y relámpagos que rasgaban el cielo oscuro, iluminando la ciudad a intervalos irregulares. Eran las horas más oscuras, justo antes del amanecer, cuando incluso las estrellas parecían haberse escondido detrás de las densas nubes.

Oba, con la joven en sus brazos, corría por las calles desiertas, su respiración acompasada con el ritmo de la lluvia que caía sin cesar. No se dio cuenta de cuándo sus pasos se hicieron más ligeros, más rápidos, hasta que la velocidad con la que se movía parecía desafiar la lógica humana. Sus pies apenas tocaban el suelo empapado, y en su mente, la urgencia de salvar a la joven eclipsaba cualquier otro pensamiento.

Era como si la tormenta hubiera infundido en él una energía sobrenatural, permitiéndole correr casi tan rápido como un guepardo cazando en la sabana. Las gotas de lluvia se desviaban a su alrededor, formando una estela en el aire, mientras Obadahia se convertía en una sombra fugaz entre la oscuridad y la luz intermitente de los relámpagos.

Finalmente, el sanatorio apareció a lo lejos, un faro de esperanza en la noche tormentosa. Con cada paso que se acercaba, Oba sentía cómo el peso de la responsabilidad y la esperanza de un desenlace favorable lo impulsaban hacia adelante, hasta que, con un último esfuerzo, alcanzó la entrada, donde la ayuda y el refugio esperaban.

por **Jung Eun Ji** Lun 22 Abr 2024, 23:45

14 a la mañana - dia despues del accidente

Jia, con la determinación marcada en su rostro, dejó atrás la figura de Osamu, desvaneciéndose en la distancia. Con el gato hidráulico aún resonando en el maletero del scooter, emprendió su camino hacia la sede de los Guardianes. La tormenta nocturna había dejado los caminos en un estado lamentable, con charcos que reflejaban el gris del cielo otoñal y hojas esparcidas como alfombra de un bosque encantado.

El “camino serpenteante” se presentó ante ella como una serpiente de asfalto, retorcida y húmeda. A unos kilómetros, la escena de un coche destrozado contra un árbol cortó su aliento. Jia frenó el scooter con urgencia, el corazón latiendo al ritmo de la llovizna persistente. Descendió, y sin importarle la traicionera resbaladiza del suelo, corrió hacia el vehículo. — ¿Hay alguien por aquí?. — gritó, su voz compitiendo con el murmullo de la lluvia. La puerta del auto, arrancada de cuajo, yacía a metros de distancia, y una parte del árbol mostraba una fractura violenta, como si una fuerza colosal lo hubiese partido en dos.

Buscó señales de vida, rastros de alguien que, en un intento desesperado por buscar ayuda o huir, hubiera ascendido por el bosque. Pero no había más que el silencio y la lluvia como respuesta. Con la resignación pesando en sus hombros, tomó el teléfono y marcó el número de su jefa. — Timjamnim. Estoy en el camino serpenteante — Informó con voz firme, a pesar del temblor de sus manos — Creo que hubo un accidente, pero no hay señales de nadie... ¿Que debo hacer? — Preguntó sin saberlo, despues de todo, era tan solo una aprendiz

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